Las virtudes se definen como la disposición de una persona para actuar de acuerdo a proyectos ideales como el bien, la verdad, la justicia o la belleza.
Pero si nos centramos en las virtudes teológicas, esto va mucho más allá. Se considera que todas las virtudes humanas surgen a partir de las virtudes teologales, las cuáles se adquieren por la gracia del Espíritu Santo.
¿Te interesa conocerlas? ¡Quédate con nosotros!
Razón por la que existen las virtudes teologales
Las virtudes teologales son el conjunto de valores y acciones que nos acercan a Dios, que nos hacen fortalecer nuestra relación con él y sentirnos cobijados bajo el manto de sus enseñanzas. Inspiran a comprender el significado del Espíritu Santo que se halla en nosotros y así permitirnos ser los hijos de Dios.
Estas virtudes son dones concedidos por Dios e incentivan a practicar las virtudes cardinales.
La finalidad de su existencia es razonada por la necesidad de contrarrestar las malas actitudes del ser humano, consideradas impulsos naturales.
Son tres: la fe, la esperanza y la más importante, la caridad que es interpretada como el amor.
Fe
Es la primera virtud teologal y básicamente es la que permite que creamos en la palabra del Señor. Sin la fe no se puede seguir a Dios, por ella confiamos plenamente en él y predicamos sus enseñanzas. Nos abre la puerta para comprender el significado de Dios.
Esta virtud nos permite tener una conexión especial con todo lo divino, poseer un entendimiento más allá de lo racional sobre la vida y obra de Jesús y experimentar un conocimiento sobre Dios en la intimidad. Debe ir precedida de la esperanza y la caridad.
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
1 Corintios 13:13
Esperanza
La esperanza nos hace creer en la felicidad eterna y en la confianza en el cumplimiento de las promesas de Jesucristo, es decir, al Reino de los Cielos y la Vida Eterna.
Permite que seamos capaces de comprometernos para vivir de acuerdo a las enseñanzas y los valores que Dios nos pretende inculcar además de encontrarle un sentido al trabajo, sacar fuerzas para enfrentar las dificultades y paciencia para esperar.
“Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo”.
Romanos 15:13
Caridad
La última de las tres virtudes teologales, pero considerada por el apóstol San Pablo como la más importante ya que se habla de la caridad como un sinónimo del amor, y el amor es el valor más importante del cristianismo. El amor es el epicentro del corazón cristiano.
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros”.
Juan 13:34
La caridad nos desprende de la envidia y del egoísmo. Define nuestra capacidad de amar.
“He aquí, el Señor ha vedado esto; por tanto, el Señor Dios ha dado el mandamiento de que todos los hombres tengan caridad, y esta caridad es amor. Y a menos que tengan caridad, no son nada. Por tanto, si tuviesen caridad, no permitirían que pereciera el obrero en Sion”.
2 Nefi 26:30
En definitiva, el lugar que ocupan las virtudes teologales en nuestra vida es imprescindible si queremos vivir con plenitud el cristianismo y poder considerarnos hijos de Dios.
Gracias por quedarte hasta el final, estamos convencidos de que este artículo te ha motivado a vivir tu espiritualidad de una forma más plena.
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