San Fernando es considerado el defensor de la Cristiandad por su lucha constante por liberar la religión católica del dominio árabe.
Fernando III, hijo del rey Alfonso XI y cuya muerte se conmemora el 30 de mayo, dedicó gobierno a reconquistar España y expulsar a los moriscos de Úbeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla. Pero también a propagar por todas partes la devoción a la Santísima Virgen y en las batallas llevaba siempre junto a él una imagen de Nuestra Señora.
San Fernando construyó catedrales y capillas como agradecimiento
Esta lucha por defender la Cristiandad llevó a San Fernando a construir capillas a modo de agradecimiento tras sus victorias y batallas ganadas. Para agradecer a Dios tan grandes victorias levantó la catedral de Burgos y convirtió en templo católico la por entonces mezquita de Sevilla.
De hecho, tras haber reconquistado Sevilla, mandó construir sobre la mezquita de Sevilla el mayor templo católico de la Cristiandad. Allí sería enterrado, tras su muerte el 30 de mayo de 1252. Y allí reposan, desde entonces, sus restos, a los pies de la Virgen de los Reyes.
Sin embargo, su obra y agradecimiento a Dios no terminó ahí. Educó en los valores de la fe a todos los soldados de su ejército y defender a las comunidades religiosas.
Por todo ello y mucho más, San Fernando es considerado defensor de la cristiandad. De hecho, él mismo se declaraba en sus cartas "Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima y Alférez del Apóstol Santiago". Además, en su epitafio reza: "El más fiel, recto, generoso, justo, valeroso, sabio, poderoso, misericordioso, el más humilde antes Dios".
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