Para aquellos que creen que la ciencia y la Fe no son compatibles, nada más erróneo... de hecho, ambas trabajan en beneficio del hombre.
Hoy en Famiplay queremos hablar de una persona que es una clara prueba de ello: Gregor Mendel, aprovechando que tenemos en catálogo un documental sobre su vida y obra. Seguro que su nombre te suena, en clases de biología, al explicarte cómo funciona la herencia genética con guisantes, te habrán explicado que a ese funcionamiento se llaman “Las Leyes de Mendel”; y es que Gregor Mendel es mundialmente conocido como el Padre de la Genética.
La genética, una ciencia importantísima a día de hoy, que permite comprender muchísimos aspectos de la vida tal y como la conocemos y tratar de esclarecer cómo puede ser a continuación, y no es para menos: no reduce a tratar de entender por qué un hijo es castaño si sus padres son rubios, o porque hereda unos rasgos y no otros… va mucho más allá, ayudando, por ejemplo, a prever la recurrencia de determinadas enfermedades.
Fe y ciencia de la mano
Así que Gregor Mendel es el padre de la Genética, pero ¿sabías que era monje agustino? de hecho, siendo ya sacerdote estudió en la Universidad de Viena, donde ya comenzó a interesarse y estudiar sobre la herencia de las abejas.
A lo largo de su vida ejerció diversos cargos de gran responsabilidad, que siempre compatibilizó con sus estudios, uno de los más interesantes es el de la hibridación de plantas (de cómo los árboles admiten injertos de otros de la misma o determinadas especies), pero su gran obra fue, sin duda alguna, el estudio sobre la herencia genética realizado minuciosamente y con un rigor científico realmente impresionante para la época.
Mendel Publicó sus estudios, pero lamentablemente fueron ignorados. Tuvieron que pasar más de 30 años para que se les diera la importancia que realmente tenían, y se diera el primer paso hacia la creación de la Genética como ciencia.
¿Mendel es una anécdota de unión entre ciencia y fe?
Quizá resulte curioso que un monje sea el padre de una teoría científica, pero no hay nada de casual: numerosos científicos fueron, y son, monjes, sacerdotes; del mismo modo, numerosos científicos son personas de Fe. Tampoco existe ningún “choque” entre Fe y Ciencia, como el propio Einstein dijo:
“Una persona religiosa es devota en el sentido de que no tiene dudas sobre el significado y lo elevado de esos objetos y metas superpersonales que no requieren ni son capaces de fundamentos racionales. Existen con la misma necesidad y realidad que él mismo. En este sentido, la religión es el antiguo esfuerzo de la humanidad para ser clara y completamente consciente de estos valores y objetivos, y constantemente para fortalecer y extender su efecto. Si uno concibe la religión y la ciencia de acuerdo con estas definiciones, entonces parece imposible un conflicto entre ellas. Porque la ciencia solo puede determinar qué es, pero no qué debería ser, y fuera de su dominio, los juicios de valor de todo tipo siguen siendo necesarios. La religión, por otro lado, solo trata con evaluaciones del pensamiento y la acción humana: no puede hablar justificadamente de hechos y relaciones entre hechos.”
Por cierto, ¿sabías que Einstein utilizó el trabajo del sacerdote Ruđer Bošković para desarrollar su Teoría de la Relatividad?