¿Sabías que el cristianismo defiende desde sus raíces la educación universal y el apoyo a la ciencia y el conocimiento? Tanto es así que la fundación de las principales universidades del mundo tiene un origen cristiano.
Ya en el medievo se fundaron las primeras Escuelas Catedralicias alrededor de las bibliotecas de las catedrales europeas. Estas escuelas recibieron este nombre por su vinculación con una iglesia catedral de una diócesis particular de la Iglesia católica con la vocación de dotar de una formación superior a los candidatos de la diócesis al estado clerical. Pero, a falta de otras instituciones educativas, también acudieron a ellas los seglares que deseaban instruirse.
Con el tiempo, en reconocimiento de la importancia de su labor, las más notables recibieron el título de studium generale otorgado por los papas, emperadores o reyes que las tomaban bajo su mecenazgo y otorgaban rentas para su sostenimiento; siendo con ello considerados los centros de enseñanza más prestigiosos.
Estos Studium generale debían cumplir tres condiciones: estar abiertos a estudiantes de cualquier procedencia geográfica, impartir enseñanza superior en alguna de sus escuelas o facultades (artes, medicina, derecho y teología) y disponer de diferentes maestros para cada uno de los temas objeto de enseñanza.
De esta forma, los profesores más exitosos y afamados se desplazaban de un studium a otro para instruir y compartir sus conocimientos, iniciando la cultura de intercambio y cosmopolita que caracteriza al espíritu universitario.
De estos Studium generale surgieron las primeras universidades, algunas de las cuales se conservan en la actualidad.
Algunas de las universidades de mayor prestigio que conocemos a día de hoy proceden de las escuelas catedralicias. Aunque hubo muchas de gran importancia en toda la Cristiandad, destacaron especialmente las de París en Francia, la de Oxford en Inglaterra o la de Siena en Italia. Pero también las españolas de Salamanca o Palencia.
La Universidad de Salamanca es la universidad más antigua de España y del mundo hispánico. El Studium Generale, germen de la universidad, instituido en 1218 por Alfonso IX de León, fue el segundo más antiguo de España, tras su homólogo palentino (fundado entre 1208 y 1214).
Asimismo, se convirtió en la primera institución educativa europea en obtener el título propiamente de Universidad, por la real cédula de Alfonso X el Sabio fechada el 9 de noviembre de 1252.
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