El sistema económico colapsado, paro e incertidumbre sobre cómo será el futuro. Estamos en España pero en 1941, en plena postguerra, en un pueblo guipuzcoano llamado Mondragón, aunque podría ser cualquier otro si no fuera por dos detalles: la cultura cooperativista vasca y un humilde personaje que la llevará a su máxima expresión.
El 17 de junio estrenamos la película biográfica “Arizmendiarrieta. El hombre cooperativo” en Famiplay. Probablemente su nombre no te suene demasiado pero seguro que sí conoces su obra, ¿te suena Eroski, Fagor, Caja Laboral…? ¿puedes imaginar que un humilde cura de pueblo sea su precursor? pues así es, y se llama nada más y nada menos que José María Arizmendiarrieta.
José María Arizmendiarrieta fue el hijo mayor de una humilde familia ganadera, nació en 1915 en un caserío a mitad de camino entre Bilbao y San Sebastián. La vocación le llegó a los 12 años y comenzó sus estudios en el seminario provincial de Vitoria. Durante su formación se produjo la Guerra Civil Española, en la que no combatió con las armas al haber perdido un ojo en un accidente, sino que utilizó las palabras y desarrolló su trabajo como periodista llegando incluso a pisar la cárcel en plena contienda.
Tras finalizar la guerra fue ordenado sacerdote y pocos años después, destinado a Mondragón como asistente del párroco. Al llegar allí puso todo su empeño en aplicar su formación intelectual y sus valores católicos para mejorar las condiciones de vida y el futuro de una población hambrienta y desesperanzada en plena postguerra.
Comenzó tratando de dar esperanza y fe a los jóvenes a través de la satisfacción de tener una profesión: aprovechó el acceso que el ser religioso le daba dentro de las instituciones para levantar una escuela profesional que ofreciera un porvenir a los jóvenes de la zona. Ese fue el germen de una obra inimaginable.
El siguiente paso fue sentar las bases para que las personas tuvieran un trabajo digno. Con varios graduados de su escuela creó una primera fábrica cooperativa que daría trabajo y sustento a multitud de familias; pronto se irían sumando nuevos emprendimientos cooperativos, que fueron generando empleo estable y bienestar social, una milagrosa recuperación económica que llegaría a su mayor exponente con la Corporación Mondragón, hoy en día la mayor del País Vasco y la 7º en España.
Pero, ¿qué diferencia estas cooperativas de otras? Frente al individualismo y la competición por llegar al éxito Arizmendiarrieta promovía una economía diferente, buscando el éxito, sí, pero mediante la cooperación y la unión, de manera que el bien se reparte entre toda la comunidad y no solo entre unos pocos.
Esto no fue solo una aspiración que se perdiera con el tiempo, sino un pilar en las cooperativas, y para muestra un botón: en 2013 Fagor, la primera cooperativa creada por Arizmendiarrieta cayó en concurso de acreedores y sus empleados fueron reabsorbidos por la Corporación. El bien de todos por encima del de unos pocos.
¿Qué podríamos aprender de ese resurgimiento económico y social basado en el bien común de los años 40 y 50 ahora, en pleno siglo XXI? Sin duda, merece la pena conocer a José María Arizmendiarrieta.